Por Ian Stabler
Septiembre marca el inicio de la programación en nuestra nueva ubicación; Centro de Springhouse. Mientras nos embarcamos en este viaje trascendental, quería tomarme un momento y hablar sobre algo que es la razón fundamental por la que ofrecemos programación centrada en el arte.
El término “educación centrada en la vitalidad” a veces puede resultar difícil de entender. Es un término que usamos para describir nuestra misión en Springhouse y, sin embargo, sigue siendo esquivo y difícil de articular para mí. Creo que esto se debe a que la “vitalidad” de la que estamos hablando es esquiva y difícil de articular. Es una verdad que vive en el turbio nivel del alma de nuestro ser. Lo vislumbramos y creemos que lo conocemos, sólo para perder su rastro y encontrar una nueva faceta al día siguiente. Por eso se necesita tanto cuidado, atención y amor para crear una educación centrada en la vitalidad.
Como pintor, mi objetivo es capturar imágenes de la vitalidad y el alma dentro de mí, esos destellos de verdad y belleza que permanecen medio recordados después de dormir. La pintura y el espacio creado que existe a través de un lienzo permiten una solidificación y cristalización de lo incognoscible y les dan un cuerpo a través del cual conectarse con los demás. Es por eso que hemos creado un espacio para la programación centrada en el arte, porque el arte y la creatividad son formas en que podemos explorar y comprender mejor la vitalidad dentro de nosotros y articularla de maneras que conecten y cambien el mundo que nos rodea.
Si queremos construir una Cultura Regenerativa, debemos hacer el trabajo de encontrar la verdad dentro de nosotros y ponerla al servicio del mundo. No conozco mejor manera de hacer esto que a través del arte y la creatividad. A través de estas prácticas podemos traducir las verdades hermosas y dinámicas que conocemos en lo más profundo de nuestro interior y comunicarlas a esos lugares más profundos de cada uno de nosotros.